Tras haber conducido toda la noche, un exhausto conductor aparca a la orilla de la carretera para dormir un poco. Apenas acaba de acomodarse en el asiento cuando oye un golpecito en la ventanilla. Un adolescente vestido con ropa deportiva le pregunta qué hora es, y él, de mala gana mira su reloj y contesta:
– Las 8:10.
– Gracias –responde el chico, y se aleja corriendo-.
El conductor vuelve a cerrar los ojos, pero al poco rato se oye otro golpecito en el cristal.
– Perdone, amigo, ¿qué hora es? – le pregunta un excursionista-.
– Las 8:25.
Cansado de que lo interrumpan, escribe un letrero y lo pega en la ventanilla: «¡No sé qué hora es!”
Sin embargo, unos golpecitos lo despiertan de nuevo. Exasperado, le grita a un boy scout que está junto al coche:
– ¿Qué quieres?
Decirle la hora: son las nueve menos diez.
Selecciones,8/2006. Morrow, Leona